SAVERIO
Susana ha perdido la cabeza y se cree la legítima reina, desplazada de su trono por un coronel. Según su médico, la única forma de desterrar sus fantasmas es recrear ese delirio: matar al intruso ante sus ojos, con la esperanza de que el horror acabe con sus alucinaciones. Pero la demencia resulta ser otra cosa: todo es una farsa montada por un grupo de jóvenes artistas que se divierten a costa de la ingenuidad de un vendedor de mantequilla, convencido de interpretar al coronel en una mentira bien elaborada.
Esta obra retoma el testamento crudo de Arlt, convirtiendo el absurdo en un espejo que refleja la corrupción del ser humano y ese retorcido placer por lo destructivo. Un espectáculo que desenmascara el sistema en el que vivimos, donde la farsa y la verdad se entrelazan en una danza tan trágica como necesaria.